deformación de los fonemas (se presentará posteriormente la descripción de cada
uno, en el tema .
Los niños que padecen este trastorno aparecen con frecuencia distraídos,
desinteresados, tímidos o agresivos y con escaso rendimiento escolar.
En muchas ocasiones el niño cree que habla bien, sin darse cuenta de sus propios
errores, y en otras, aunque sea consciente de ellos, es incapaz por sí solo de
superarlos, creando a veces este hecho situaciones traumatizantes que dificultan
más su rehabilitación.
En el proceso escolar; los defectos de articulación que presente el niño o la niña al
iniciar la escolaridad van a influir muy negativamente en la misma. En la etapa de
Educación Infantil (preescolar), aunque el desarrollo de lenguaje no sea al que
corresponda a su edad, este hecho no tiene tanta repercusión. En esta etapa se
manifiesta menos la diferencia del habla del niño a la niña con el de sus compañeros
y no toman conciencia del hecho afectando menos al niño que
presenta un retraso en el lenguaje. Puede afectar más, en edad temprana, cuando
las deformaciones articulatorias están tan generalizadas, que el lenguaje se
convierte en una jerga ininteligible que impide comunicarse y hacerse entender por
lo demás, creándole ya desde el principio un grave problema, en la etapa de
escolaridad obligatoria, al iniciarse la educación primaria, el mantener problemas
dislálicos le va a suponer una gran dificultad, tanto para el proceso de aprendizaje
como para su integración social con los compañeros.
El proceso de aprendizaje, la articulación defectuosa, puede favorecer la aparición
de los problemas y confusiones en la lecto-escritura, ya que en ocasiones existen
causas comunes en las alteraciones de lenguaje hablado y el escrito, como son
las dificultades de percepción y de discriminación auditiva. Todo ello va a llevar al
niño a una disminución en su rendimiento escolar, quedando por debajo de lo que
le correspondería en relación con su capacidad.
Para Barrena (2006) dice que: Por otra parte, una articulación defectuosa también
puede propiciar situaciones de inhibición y de aislamiento, bloqueándose su
socialización e integración en el grupo. Esto puede desencadenar un rechazo en
todo el proceso escolar, con repercusiones negativas para su futuro.
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